¡ Sol nulo de días vanos
llenos de trajín y calma,
calienta al menos las manos
a quien noe entras en el alma !
¡ Y que la mano, rozando
a la que pasa a su lado,
con extreior calor blando
disfraze el ánimo helado!
Señor, si es nuestro el dolor
y sus cobardes extremos,
concèdenos el valor
de que a nadie los mostremos
Fernando Pessoa