Hace unos 12 años, por estas fechas, yo estaba en un momento bajo. Lo peor que me podía pasar en aquella época era repetir el último curso de bachillerato y quedarme sin hacer la selectividad al lado de mis compañer@s de curso y mis amigas. Estaba disgustada, perdida, confundida. No tenia ganas de hacer nada y me sentía avergonzada. Mis seres queridos (y usted) me dieron muestras de su apoyo. Una tarde, mis amigas me insistieron para que fuera con ellas a la cena de fin de curso. No tenía ninguna gana de ir, pero sus argumentos y afecto me convencieron, en aquel momento. Durante la cena me sentía como pez fuera del agua. Pues todos estaban contentos y celebrando el paso a una nueva etapa en sus vidas...
No me acuerdo muy bien de que ocurrió a la cena, pero sí tengo gravada en mi cabeza, como si de una cinta de celuloide se tratara, el principio de una nueva era para mi: el piso de arriba de la discoteca, una canción, una sonrisa, un baile con una amiga y... de repente, nuestras miradas se cruzan y descubro que eres el hombre de mi vida para siempre. Te quiero.