Tú magnífico post del otro día – ayer – me ha dado por generar una pequeña reflexión que excede a un comentario de post al uso. Si te parece, vamos a ahondar en lo que nos cuenta el subtexto de esta viñeta. En primer lugar, of course, hallamos todo lo relacionado con el conflicto paterno-filial -; de hecho, se da en dos niveles simbólicos distintos. El primero es el puramente generacional – hijo pretende super-ar al padre – por lo de autoafirmarse más allá de toda expectativa paternal. El segundo tiene una naturaleza más recóndita – o derivada – y nos habla del poder artístico frente a la fuerza. Sin embargo, la viñeta no ambiciona decir más, aunque fácilmente podría cuestionar su propia ontología y asestar así el golpe simbólico definitivo a toda prerrogativa en forma de destino. Dicho a lo lacaniano, se produciría una excelente y paradójica forclusión de la “ley del padre” si al decir quién es se encerrase en sí mismo cómo lo que es. Es decir, un ser de dibujo.
La superación del padre no es tan sólo la afirmación de lo artístico como lo categorialmente superior en una escala de actividad, sino la necesidad de que los registros de lo estético se pongan en tela de juicio para afirmar algo distinto. Nos referimos a lo icónico del pop cómo la simiente de la hipermodernidad que, en dicha viñeta, por duplicación simbólica se transforma en lo irónico. En otras palabras, en la medida que “Superman” es lo pop en tiempos de Warhol, el superarte no deja de ser el límite exterior imposible de éste – no hay nada más allá del pop para nosotros- ¿Afterpop? – que su juego-en-forma-de-empleo irónico. Así, no hay superación pop posible de Superman sino asumiendo la doblez o segundo nivel que todo análisis del pop necesariamente adopta en nuestra época. Si en el fondo lo saben: guiño-codazo –; nos referimos a la complicidad necesaria del Chiste.