Para volver a definir-se, hay que desprenderse de fuerzas positivas - la empatia, la autocompasión, la paciencia - y las fuerzas negativas - la rabia y el rencor. Este procedimiento no es nada fácil y requiere una larga y exhaustiva preparación:
Grandes dosis de pasotismo y egoísmo.
Destrucción masiva de los recuerdos.
Plantearse y alcanzar -sobre todo, el alcanzar- nuevos objetivos.
Yo estoy en fase de poca paciencia y mucha indignación. Odio la falsedad, la mentira y la manipulación sin sentido. Estoy cerrando, cada vez más, mi círculo de relaciones personales. Las decepciones y la falsedad, me obligan a redefinir mis principios sociales, convirtiéndose en pautas, cada vez más escuetas e inflexibles. Hoy me invaden fuerzas opuestas: el pesimismo por lo vivido y la esperanza al ver, con distancia, la posibilidad de cambiar...