"Cualquier manifestación y/o marca enunciativa rompe, o al menos desequilibra la transparencia. Rótulos, narradores internos o externos, resquebrajan la comodidad del espectador y su estado de fruición. Son "voces" que no se ajustan al modelo interpretativo dominante y provocan la participación crítica (insistimos: distancia)".
Francisco Javier Gómez Tarín.
"Wong Kar Wai. Grietas en el espacio-tiempo"
“2046”,
de principio a fin, está repleta de simbología, rótulos, reflexiones y la voz
narrativa – quizás interior – del protagonista. Aparentemente, no se intuye que
esos elementos pueden incomodar al espectador, hasta el punto de abandonar el
cine o negar-se a visionar esta obra, una vez más.
No obstante, con afán de entender la predisposición
inicial del público – tan amateur cómo yo, por aquel entonces – considero que
las reflexiones personales, pudieran ser un desencadenante de actitudes tan
negativas.
“Todos los
recuerdos son surcos de lágrimas”, aparece al minuto cinco del largometraje
como provocación emotiva. En este caso, la evocación no refleja la escena –inmediatamente
– posterior, pero predispone al
espectador a un estado de ánimo triste, patente en todo el film. Hay personas
que muestran reticencias para volver al pasado. Y aquellas que ven sus
sentimientos reflejados en las escenas fílmicas, se pueden llegar a sentirse incómodas;
sobre todo, si logran arrancar alguna lágrima.
“Cuando la
peonia florece, se queda hervida y luego desaparece. ¿Significa eso un sí o un
no?” Esta reflexión es, sin lugar a dudas, la más abstracta, metafórica y,
- quizás – más personal del largometraje. La encontramos casi al final del
film, en el minuto 1:52. Recuerdo que las primeras veces que la escuché –
porque aparece escrita en chino-, me desconcerté y me resultó curiosa, a la
vez. Estaba confundida y anonadada por cualquier detalle o sensación evocada.
Jamás busqué el argumento ni quise saber, a ciencia cierta, el argumento del
largometraje. Con mis múltiples visionados, aprendí a otorgar mi propia
interpretación. Para mí, este pensamiento indica una oportunidad, un posible
punto de inflexión en su recorrido real por el recuerdo y el pasado que, a mi
parecer, queda bien recogido en el texto literario que cierra el film: “ No miró hacia atrás. Era como si hubiera
subido a un tren muy largo, rumbo a un futuro somnoliento a través de la insondable
noche”.
Aun así, el film parece abierto a distintas
interpretaciones, a instancia del director, no sujeto a los parámetros homogéneos
del cine contemporáneo. Al final, quizás el espectador este confundido con la
voz narradora y la voz de las representaciones/ interpretaciones ficticias de
nuestro protagonista: el sr. Chow.
Quizás están extrañados porque les parezca que han empatizado con los
sentimientos de los personajes, pero desconocen sus causas objetivas – la llamada
distancia, sugerida por el director. Conocen el efecto que provocan las
historias, pero no las causas. Por ello, el espectador puede desertar el
visionado, molesto o buscar respuestas a sus preguntas, aunque sin el éxito esperado.