En tu lugar del césped, ¿lo recuerdas?
yo te leía, una hermosa mañana
(...)
leía la canción del elogio y del llanto. Y a mi me parecía que escuchaba tu vida
desde arriba; qué cerca iba llegando
como de todos lados; de la suave hierba
subia a los espacios de mi voz.
Pero de pronto, cuando dejamos de leer,
desde la cercanía y desde la distancia
te devolvi a tu ser y a tu sentir.
Estar lejos es sólo estar atento:escucha.
Y ahora eres tú todo ese silencio.
Pero al mirarte yo, volverás siempre a reunirte
con el cuerpo querido: con tu cuerpo.
Rainer Maria Rilke